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AIRES ABIERTOS

Mostrándose

Mostrándose

           Creo que iríamos por el séptimo café de la noche, la madrugada se enganchaba sobre mis ojos mientras bocetos y papeles se acumulaban sobre la mesa. Mi socia de la empresa de publicidad y yo llevábamos horas intentando esbozar una campaña publicitaria, que nos habían encargado, para un champú. De pronto, ella pegó un golpe en la mesa que me hizo reaccionar sacudiendo mi sopor.

-Tengo una idea, tendríamos que enseñar “algo” de lo que no es habitual mostrar del cuerpo de una mujer, que llame la atención.

-Primero-respondí- no creo que enseñar nada tenga que ver con un champú, ni segundo creo que eso llame “tanto” la atención.

            Entonces fue cuando, sin decir nada,  como empujada por un impulso, ella se puso en pie y subiéndose hasta extremos inenarrables su vestido turquesa dejó al descubierto sus hermosísimos pechos, y no es que me atrajeran la atención, sino que parecieron vociferarme. Su escueta braga rosa rodeada de carne por todos sitios acabó por despertarme no sólo del sueño sino también mis más profundos instintos. En los minutos siguientes, tal vez relajados por haber encontrado la solución a aquel encargo que nos preocupaba hace meses, rodamos juntos por el suelo mezclados con papeles, clips, notas y bolígrafos. Durante no sé cuanto tiempo, me encontré perdido entre aquellos pechos ahora, además de hermosos, sensibles y jugosos y nuestros cuerpos que siempre se habían mantenido a una cierta distancia de seguridad, derramaron  en aquella proximidad todo la tensión acumulada. Cuando acabamos, gozosos y exhaustos, estaba tan eufórico que le dije:

-Hay que ver todo lo que has armado mostrándome tus dos limones…del Caribe.

Sí!, ese podría ser un buen lema- dijo ella todavía desnuda mientras se atusaba el pelo y con la otra mano empuñaba bolígrafo y papel rescatados del suelo, como si nada hubiera pasado,  y retomaba el trabajo.

            Hoy veinte años más tarde, aquellos pechos, lógicamente, han perdido aquellas formas escultóricas, lo puedo asegurar que los veo, en  nuestra casa, todos los días…todavía me sigo preguntando si fue una buena idea aquella de que me los enseñara de aquella manera.

           

7 comentarios

Claudia Colín... -

Navegando por la red, te he encontrado... he leído varios de tus escritos y me atrae la forma que tienes de expresarte, asi tan sencillo, como si te viera a los ojos y me lo estuvieras contando de frente... y confieso que así como te cautivaron estos pechos... me han cautivado tus letras... te leeré poco a poquito... besos desde México...

Sabinne -

Muy buen texto. La perdicion de todos los pechos ummmmmm!

Saludos

Sabinne -

Pagando deudas por ahi... Que gusto tenerle por aqui ojala regrese pronto a otra de mis casitas.

Te espero...

La Interrogación -

Es la maldición de los pechos... te hipnotizan y te quedas. Sólo espero que después de 20 años aunque no tengan la misma forma te sigan atrayendo igual.

Flaca -

Hola Aires!!

Gracias por tu visita a mi casita! ...y porque eso hizo que visitara la tuya.

Me gusta mucho como escribes! Ya leí varios de tus post y me haz encantado! Y esta historia, está buenísima... es tu historia real? ...me tendrás por aquí a menudo... ;)

Besinesmostrados!!!

Horas -

No sé como he topado con este lugar,pero me ha fascinado, me gusta lo que escribes y como lo escribes, eres muy sutil... Acabo de leer varios escritos tuyos y te prometo seguir visitandote.
te invito a lo que yo llamo el fin del mundo...

anti_barbi -

Gracias por tu comentario.
un beso