Blogia
AIRES ABIERTOS

Té para dos

Té para dos

   El camarero depositó sobre la mesa las dos jarras humeantes con el té y las dos tazas con la rodaja de limón, mientras el ambiente estaba envuelto en sonrisas. Ella cogió una jarra tras otra y llenó las dos tazas, empezando por la de él. Sus movimientos, suaves, acariciaban el aire y ambos disfrutaron de esos segundos en que el rumor del líquido arañó en un fa sostenido la superficie de loza fina de las tazas.  

   El no perdía comba de aquellos dedos ágiles, finos y hermosos que se movían con destreza. Vio como, ahora, mimaban la piel del limón y su memoria revivió el contacto de aquellos dedos con su propia piel. Mientras las agrias gotas exprimidas creaban minúsculas ondas en la superficie del té siguió recordando cuando aquellas sedosas yemas arrancaron el placer de su epidermis. El azúcar se deslizó grano a grano hasta salpicar invisiblemente en su contacto con el té. Terminó este ritual, ella era la experta, disfrutaba con el té. Él era su primer té, pero durante los meses que tardaron en encontrarse, soñó con este momento de compartir con ella algo que sabía que le encantaba.

   Cogieron sus tazas en sus manos, cruzando sus miradas luminosas sobre los bordes de ella. El humo desdibujaba oníricamente la escena. Sus labios a pares sorbieron el líquido con esa fruición, comparable a que estuvieran topándose con los labios del de enfrente. Y muy lentamente, gota a gota, el té se extendió por sus lenguas, disparándose sus papilas gustativas y rebosando hacia la garganta las acarició como si fuera el más excelso de los jugos.

    Mientras sus lenguas lamían los restos húmedos que habían quedado en sus labios, ella pensó que era el té más exquisito que nunca había tomado, mientras él pensaba que estaba mucho mejor de lo que nunca imaginó y que difícilmente volvería a tomar, en toda su vida, un té como ése.

4 comentarios

prometeo -

Lo dicho, lo mejor es la compañia y las posibles sugerencia que nos hace , la compañia o nuestra simple y tonta cabeza.
Un abrazo.

Lydia -

Un té... un café... unos ojos que acompañan invitan a hacerlo muy especial...

pandora -

yo siempe digo que no es lo que tomes sino como y con quien lo tomes. Veo que elegiste bien.

un beso, pandora.

Ligia -

¡Cuánto puede dar de sí un simple té...! Un abrazo