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AIRES ABIERTOS

El humo de tu cigarro

El humo de tu cigarro

      No puedo olvidar el humo de tu cigarro como creaba caprichosas volutas de seda en el aire... Mi cuerpo desnudo salpicado de gotas de sudor, exhalando el olor de tu piel, saturado de ti y exhausto de placer, tendido sobre las sábanas arrugadas de una cama deshecha. Mi mano cansada de acariciarte retozaba de manera mimosona por tu cuero cabelludo que se estremecía al contacto con las yemas de mis dedos. La espera para que llegara aquel instante había sido interminable, la llamábamos la espera de Peter Pan, porque era la de "nuncajamás". Y ahora todos aquellos años, tras habernos encontrado, han quedado en mi recuerdo reducido a un leve instante. Siempre imaginé cómo sería el día que nos encontráramos y en que, por primera vez, nuestros cuerpos concluyeran esa larga conversación que hemos derramado en tantas palabras. Pero ni en el mejor de mis sueños supuse que sería algo así.

      Mientras pienso, de tus labios entreabiertos, escapa el humo difuminando como en niebla tu sabrosa lengua, juguetona y placentera con la que me has hecho escalar las inimaginables cimas del placer. Pareces adivinarme el pensamiento y tu lengua recorre el camino del subida del pubis hacia el ombligo, mientras tus ojos destellantes de luz alegre me miran picarones y deseosos, pareces querer desnudarme más de lo que estoy. Me gustan tus manos finas...sobre todo la derecha en la que ahora sostienes el cigarro y hace no mucho tiempo me sostenías a "mí". Tus dedos verdaderos artistas de la caricias acercan el cigarro a esos labios finos, aún siento en los míos como si parte de los tuyos se hubieran despegado y desde ahora, estoy seguro, me acompañaran para siempre.

       Me gusta verte así, boca abajo con tus pechos coronados por esos grandes pezones que tienes, aún enhiestos, debe ser que después de estar tanto tiempo así se han acostumbrado a mantenerse. Y miro ese culo respingón de piel de marfil ondulando curvas hacia tus piernas, esas mismas piernas redondeadamente duras que se agarraban en torno a mi cuerpo como temiendo que me separara de ti. Tu mano libre se pone a escribir palabras de amor sobre mi pecho, mientras noto por abajo tras el esfuerzo que he realizado que aún queda un leve soplo de placer, que estás atrayendo con estos simples gestos.

      El cigarro se va terminando y como tocada por un terremoto toda tú oscilas y te apoyas para levantarte, la visión de tu cuerpo, de pie, deseoso, desnudo, queda impregnado para siempre en mi retina. Aunque siempre he odiado el tabaco, no es extraño que no pueda olvidar nunca el humo de tu cigarro.

2 comentarios

sol -

lo que no me convence es el \"saturado de ti\" y \"Mi mano cansada de acariciarte\", me resulta muy \"cansino\", a pesar del placer conseguido por ... ambos... deberías recriminarle, Celia, a ver qué es eso de que se \"sature\" y se \"canse\" tan pronto...

Celia -

Mientras leo y recuerdo aquel día, después de tantos años sin saber cuándo y cómo ocurriría, el humo del cigarrillo difumina la pantalla y las líneas y me lleva a soñar esos instantes que, sin duda, han quedado grabados en mi memoria.
Nunca olvides las palabras que garabateé en tu pecho desnudo con mis dedos.