Despedida
Nunca me han gustado las lentas agonías de las despedidas, siempre he preferido decir un simple adiós y marcharme con rapidez. Aunque esta vez era distinto, sería la primera vez que nos separáramos después de tanto tiempo. Me imaginaba, en esa escena rescatada de tantas películas, diciéndote adiós desde el muelle con un pañuelo blanco y almidonado, con la mirada alta intentando otear hasta ese último instante en que el barco fuera un punto disuelto en el horizonte.
Pero ¿cómo hacer esto cuando nos separan 3.000 Km? A esa hora, salí a la terraza y me dejé acariciar por la brisa mientras cerraba los ojos…Minutos más tarde sentí un sabor húmedo y salado en mis labios, no fui capaz distinguir si esas gotas eran salpicadura de las olas o tus lágrimas derramadas.
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Lludria -
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