Cuestión de extremidades
-Hay que ver cómo eres. Esta noche, cuando acercaba mi pie al tuyo, lo retirabas-le dijo ella al despertar.
-¿Por qué no pruebas, alguna vez, a acercarte con la mano?- respondió él.
Y sin quebrar el silencio, que inundó la habitación, ella se levantó para comenzar el día.
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Isabel -
prometeo -
Ligia -