La ducha
Un día más antes de acostarme me voy a dar una ducha. Me he acostumbrado a ella. Poco a poco, intentando disfrutar el momento que se avecina, dejo la ropa cuidadosamente doblada sobre la silla. Me siento a gusto desnudo y abro el grifo. Dejo que caiga el chorro de tus palabras sobre mi cuerpo. Me vaya envolviendo y voy gustándolas.
Me renuevan tras el cansancio del día,
me refrescan tras el abotorgamiento a que son sometidos mis sentidos,
me despiertan sensaciones dormidas,
me hace paladear su choque contra mi cuerpo.
Y poco a poco, me siento feliz, otro, a gusto y temeroso de que llegue el momento en que ese grifo que supone tus ideas se corte de un momento a otro. Cuando eso ocurre, cojo la toalla y me seco. Cojo el bote de crema de tu recuerdo y lo voy impregnando por todo mi cuerpo, disfrutando especialmente en algunos de sus rincones que tan bien conoces. Cuando me meto en la cama y cierro los ojos... no puedo dejar de pensar en mi próxima ducha.
2 comentarios
sahrazad -
El agua reina y nosotros sus esclavos...
Gracias por comentarme, es todo un placer
Celia -