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AIRES ABIERTOS

La ducha

La ducha

Un día más antes de acostarme me voy a dar una ducha. Me he acostumbrado a ella. Poco a poco, intentando disfrutar el momento que se avecina, dejo la ropa cuidadosamente doblada sobre la silla. Me siento a gusto desnudo y abro el grifo. Dejo que caiga el chorro de tus palabras sobre mi cuerpo. Me vaya envolviendo y voy gustándolas.

Me renuevan tras el cansancio del día,

me refrescan tras el abotorgamiento a que son sometidos mis sentidos,

me despiertan sensaciones dormidas,

me hace paladear su choque contra mi cuerpo.

 

Y  poco a poco, me siento feliz, otro, a gusto y temeroso de que llegue el momento en que ese grifo que supone tus ideas se corte de un momento a otro. Cuando eso ocurre, cojo la toalla y me seco. Cojo el bote de crema de tu recuerdo y lo voy impregnando por todo mi cuerpo, disfrutando especialmente en algunos de sus rincones que tan bien conoces. Cuando me meto en la cama y cierro los ojos... no puedo dejar de pensar en mi próxima ducha.

2 comentarios

sahrazad -

¡Guau! con el agua muy caliente y que el chorro explote en la piel...
El agua reina y nosotros sus esclavos...
Gracias por comentarme, es todo un placer

Celia -

Me gusta relajarme en tu baño nocturno de palabras, un baño de espuma que me acaricia, de burbujas que me hacen vibrar y llegan a todos mis rincones, mientras la tenue luz de la noche se va apagando y nosotros con ella.