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AIRES ABIERTOS

Envuelta en papeles

Envuelta en papeles

            Marcos volvía a casa tras una larga jornada. Aún desde el coche, llamó a Isa, hoy celebraban su primer aniversario viviendo juntos, pero aún notaba su nerviosismo adolescente cuando escuchaba su voz al otro lado del teléfono.

 -¿Cómo estás?

-Envuelta en papeles-le respondió ella con esa voz sensual que la caracterizaba.            

              Hubiera querido preguntarle algo más, pero la falta de cobertura, en aquel instante, se lo impidió. Pero él la conocía bien y, sin duda, sabía que le habría preparado una velada inolvidable. Una cena romántica y elaborada y, lo mejor, alguna propuesta elaboradamente erótica a las que Isa, para su alegría, era muy aficionada.            

               La larga hilera de vehículos con los que se cruzaba, le alumbraban por un instante, mientras su imaginación jugaba distraídamente con el críptico mensaje de Isa. Se la imaginó desnuda, con esa piel blanca y sedosa que brindaba diariamente a sus caricias. ¿Habría ocultado, juguetonamente, sus desnudeces entre papeles? Y en ese caso, ¿qué papel habría usado?  Descartó el papel de lija, que en los apretones podría raspar la piel. ¿Sería un papel de estraza? No, que es demasiado basto. ¿Sería un papel de regalo con un lazo de color? Seguro que no, él estaba acostumbrado a romper esos papeles sin mirarlo y ella, probablemente, buscaría algo que detuviera su mirada. ¿Tal vez un papel pintado? Haría juego con el maquillaje que tan mimosamente se ponía y sobre todo con esos labios rojos, cuyo color él deslucía con la fruición rozada de sus labios. Quizás fuera un papel charol, así iría conjuntada con esos zapatos de charol de largos tacones, en los que se alzaban sus piernas estilizadamente a modo de dos columnas dóricas. No, seguramente estaría envuelta en papel de seda, es el que mejor le vendría además de que trasparentaría leve y sensualmente su cuerpo.         

           Terminaba estas reflexiones cuando subía los escalones impelido por el hambre, simultánea, de comida y de Isa. Al abrir la puerta se llevó una gran sorpresa. Su mesa de despacho estaba cubierta de una montaña de papeles tras la que asomaba la figura ojerosa y despeinada de Isa, embutida en un chándal. Fue tanto su desconcierto que la primera que habló fue ella: 

-Hola cariño, como te dije, aquí estoy envuelta en papeles, mañana tenemos una auditoría y tengo que estar trabajando toda la noche para ponerla al día. En la mesa de la cocina tienes  pan y un papelón con choped  para que te prepares un bocadillo- y tras un leve beso, siguió trasvasando papeles de un lugar a otro de la mesa.            

          Marcos, no dijo nada, y aunque súbitamente pareció desaparecerle el hambre, se preparó un bocadillo y se sentó frente a la televisión, masticando con extrema lentitud mientras veía “Supervivientes”.

8 comentarios

Abril -

Yooooooooo, soy yooooo, esa persona ojerosa y cubierta de papeles soy yo.
Pero aun me quedo un ratito para pasar y dejarte mil besos.

isobel -

si es que no se puede trabajar tanto, que eso fue lo que yo pensé a la primera, te quita la imaginación. besitos

Sur -

¡¡Qué gracia!! Suele ocurrir éstas cosas cuando se celebra un aniversario (no por lo general). Y él todo ilusionado…
Me queda la duda de si al final pospusieron la celebración del mismo.
Un abrazo.

Adela -

así es la vida jejeje.

prometeo -

es nuestro tiempo y nuestras responsabilidades...¡que pena dios mio!...la vida de cada dia, la esperanza que se cae en pedazos.
Un abrazo.

Isabel -

A veces la vida se muestra así de cruda. Sin intensidades, ni deseos, ni imaginación. Sólo llena de cotidianidad, de trabajo, de preocupaciones... qué le vamos a hacer. Precioso relato.

Milagros -

Totalmente empapelado se quedó Marcos, de modo que al endender la TV no supo distinguir la ficción de la realidad.
Besos multicolores!!

churra -

jajajja, como la vida misma..
Un abrazo , me ha encantado .