Un traje especial
Recuerdo nuestra primera noche juntos, a pesar de que dormimos poco, fue inolvidable. Me sentía cargado de euforia cuando, por la mañana, salté de la cama. Ella me miraba, estirada sobre el colchón, con una mezcla dulce de deseo y picaresca. Y no paraba de sonreír, a punto de la carcajada, mirando mis ímprobos esfuerzos. Al fin le pregunté:´
-¿De qué te ríes?
-De que, por mucho que lo intentes, no conseguirás abotonarte. El traje de saliva con el que te he vestido durante la noche...¡no tiene botones!-replicó con ojos chispeantes.
1 comentario
belita -
Besitos