Saliendo del mar
El cielo se tornó de un inquietante color gris a la par que el rumor ambiental de la playa silenció de una manera llamativa. Pieles sudosas de mil brillos y ojos expectantes dirigieron su atención hacia el mar, atraídos por el leve chapoteo de la figura que avanzaba, cimbreándose graciosamente, hacia la orilla. Unas piernas largas, turgentes y exquisitamente torneadas imprimía movimientos elásticos a aquella sirena de anchas caderas, que parecía surgir de las profundidades, pechos que se adivinaban redondeados y amplios, cuello de marfil y una larga melena planchada por las olas que originaba pequeños manantiales de agua salada sobre su espalda.
Nadie hasta entonces, que se recuerde había despertado tanto morbo en aquella playa nudista, repleta de cuerpos aireados, como aquella mujer, al salir del agua con tanta tela bajo la que se traslucía una piel nívea y seductora..
2 comentarios
Sakkarah -
Un beso.
Sur -
Si la tela estuviese unida por el contacto del agua a sus senos así como su sexo, lo cual no pongo en entredicho mejor aún para el morbo, ¿no crees?
Envidia sana siente la que escribe hacia la protagonista pues, aunque fuese por una milésima de segundo quisiera sentirme como ella justo en el momento que escribes.
Un beso.