Blogia
AIRES ABIERTOS

Trazando

Trazando

Mi mirada, súbitamente, se sintió atraída por tu cuerpo desnudo y su mera contemplación excitó el fluido de mi interior. Me gustó esa imagen de desnudez total, desprovista de telas, a la vez plácida y con ese punto de salvajismo que le imprime esos pelos entrópicamente revueltos. Sentí deseos de acercarme a esa imagen, todo lo que pudiera para captar lo que de lúcida y sensual tiene y despertar mis instintos para gozar intensamente de ti.

 

Aterricé sobre el papel queriendo homenajearlo con el reflejo de tu piel trazada línea a línea, hasta ir desvelando tu imagen oculta en las entretelas del papel en blanco. Me deslicé con movimientos similares a las caricias, por toda la superficie celulósica, descubriendo y observando esos rincones ocultos que me brindabas con tanta dulzura. ¡Qué de líneas tuve realizar para oscurecer a tu informal cabellera! Mientras la horadaba podía hasta sentir el tacto intenso de tu nuca, más allá de aquella gustosa selva y disfrutar, a la vez, de la agitación al aire de tu melena de olas sin espuma.

 

Torneé los brazos,  con sinuoso cuidado, rayando con levedad esa trasera de los codos e imaginaría la tersura de esa suavidad única con aroma al almizcle que tiene la piel de los antebrazos. Esculpí esos dedos con esas formas caprichosas en que los has colocado para sostener tu cuerpo. Circulé por esa autopista sin obstáculos que es tu espalda que refleja mimosamente la luz y acaba de manera majestuosa en esas nalgas, perfectamente formadas, con sabrosas ondulaciones en las que me detuve saboreando y desarrollándolas con afecto. Me detuve en las plantas desnudas de tus pies lamiendo esos pequeños surcos de arrugas forzadas por la postura. Colocaría, entonces, tu cuerpo con ternura sobre ese envidiado colchón, haciendo que tu peso lo ahonde. Finalmente me alejaría del dibujo y sonreiría al ver el resultado final de tanto trazo, con la secreta esperanza de volver a disfrutar con tu cuerpo y de que ya que lo he dibujado por detrás, algún día pueda dibujarlo, también por delante.

 

(Monólogo de un boli negro. Que si el boli fuera blanco...no se vería nada).

2 comentarios

Noa -

Te diré que este me ha gustado mucho. Aunque haya encontrado algunas correcciones morfosintáxticas y sabe Dios qué más..."palabrota" que ahora no recuerdo.

prometeo -

Hermoso recuerdo y esperanza...un abrazo.