Escalada
Aún no había alboreado el día, cuando ella inició un nuevo intento de escalada. Llevaba ya varios fallidos pero hoy tenía que ser el definitivo. Examinó su equipo: todo en su sitio y bien colocado. Se acercó al muro y comenzó la subida. El ascenso fue lento y, a ratos, imposible pero logró coronar con éxito la ansiada cima del inatrevesable muro que en el centro de su colchón lo separaba de él. Pero ¡él ya se había levantado de la cama!
Decepcionada, se dolió de su ingenuidad. Saltó de la cama y mientras sentía bajo la planta de sus pies la frialdad del suelo, se dijo que no tenía más remedio que un día más tras la imposible vida vertical, sobrevivir en la complicada vida horizontal.
3 comentarios
prometeo -
Sur -
Cuando no queda más remedio que escalar, se escala.
Un abrazo.
Ligia -