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AIRES ABIERTOS

La mariposa de colores

La mariposa de colores

           Te conozco desde aquel día en que naciste desperezando tus alas en el alfeizar de mi ventana. Me embelesaron tus formas: tus alas perfectamente simétricas, tus vivos colores y los seductores lunares que te moteaban. Aquel rinconcillo se convirtió en tu cubículo y allá me acercaba yo, cada vez que quería verte. Mi insistente paciencia hizo que con el tiempo, llegaras a revelarme el lenguaje de tus alas. Y así era capaz de distinguir tus días animosos de esos otros en los que tu ánimo griseaba.

            ¿Por qué sería que no me extrañó que, cuando te convertiste en mariposa adolescente quisieras volar a otros lugares y descubrir otros mundos más allá de mi ventana? Pero una cosa es la fantasía y otra la realidad. Aquella soñada aventura tuvo su desenlace en un salón de tatuajes en el que fuiste cazada por la diestra mano de un artista.

            Coincidió que entraba en aquel momento una guapa mujer de tez morena y labios carnosamente rosados que pretendía alegrar su cuerpo y mirándose, una a otra, quedasteis mutuamente prendadas. Fue cuando con suma delicadeza, te posaste indeleblemente sobre su abdomen, iluminándolo para siempre con los tonos de tu figura.

            Envuelto en la nostalgia de tu ausencia, un día en la piscina, te volví a ver destacadamente y como nunca de sensual, sobre aquella piel. Me acerqué a su portadora y algo surgió entre nosotros.

            Hoy estoy feliz porque ya no me conformo con mirarte,  cada vez que mis deseos se acrecientan mis dedos se acercan con ternura indefinible a esa piel y con una misma caricia hace temblar a las dos: a ti que agitas las alas y a ella que se le sacude todo el cuerpo.

1 comentario

Oréadas -

Tan delicado el texto como el vuelo de una mariposa