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AIRES ABIERTOS

Cosas circulando por dentro

Figuras literarias

Figuras literarias

      Hablábamos sobre figuras literarias y le dábamos formas con palabras inusuales a distintos objetos.

-Por ejemplo tu cama- dije espontáneamente-se podría definir como un manantial solitario de lágrimas secas.

      Me miraste silenciosa, mientras yo me estremecí al ser consciente de que tu cama es exactamente la misma que la mía.

El museo

El museo

        Nunca me ha gustado visitar los museos por lo que tienen de observación descarada de lo ajeno. Pero este museo era diferente, disfrutaba en él, ya que su interior encerraba cosas que, de alguna forma, han ido formando parte de mí:

-la colección completa de miradas deseosas con las que siempre vestías mi desnudez

-el catálogo de caricias con que descubrías cada uno de mis rincones

-esa sala sin luz artificial, perennemente iluminada por la luz de tus ojos

-tus palabras envueltas en sobres de papel que yo esperaba ansiosa a la llegada del cartero

-esos escalofríos que recorrían mi cuerpo cuando que te veía

-ese puñal brillante con el que hábilmente aniquilabas, cada vez que lo necesitaba, a mi soledad.

-los frascos con el sabor meloso de tu saliva

-esos torbellinos invisibles de ánimo que a modo de collares preciosos me imponías cada mañana para seguir el día

-los relojes cuyas agujas deteníamos cuando estábamos juntos

            Me gustaba pasear por aquellas salas, siempre solitarias y dejar que el eco de mis tacones al rebotar con aquellas paredes me hicieran sentir aparentemente, cómo cuando estaba contigo, acompañada. Al principio acudía a aquel rescoldo del recuerdo de una manera habitual, la entrada a aquel edificio era gratis. Me sentía a gusto en su interior, en el invierno me protegía del frío y en el verano del sofocante calor. Pero un día empezaron a cobrar la entrada y aquellas visitas se fueron espaciando, hasta que se redujeron a algún aniversario o momento esporádico del año.

            Con el tiempo pensé que mis derechos sobre aquel museo aumentarían y, efectivamente, conseguí una llave para abrir la puerta. Ahora el problema es otro, tengo la llave, pero ha desaparecido la puerta y todo su exterior está rodeado de un muro sin fisuras. Ya no tengo forma de entrar a visitar el que se ha convertido ya en un añorado e inalcanzable museo.

 

Me has dado alas...

Me has dado alas...

..esa vez que me miraste, al rato de hacer el amor, para decirme que ya se me veía “mayor”, que qué hacía todavía desnuda y me pusiera “algo”

…cada vez que esperándote me he desesperado y no me cogías el móvil, llegando a casa con ese olor a perfume que yo nunca me habría puesto

…cuando en el día de nuestro aniversario, que olvidaste, hemos salido a comprar contigo un detalle para una compañera que era su cumpleaños

…esas mañanas que despertaba anhelando tus caricias y con un beso al aire, saltabas de la cama porque tenías muchas cosas que hacer

…esas noches que me hubiera gustado desparramar el peso de mi cuerpo sobre el tuyo y te girabas, dejando a la vista manchas de carmín, porque había sido un día agotador

…cuando el deseo de que tuvieras unos oídos atentos  se transforma en observar unas simples orejas que están taponadas ante tu indiferencia

….en esos extraños ratos que hemos estado pegados uno junto al otro y bostezabas diciendo,…ya me estoy aburriendo, vamos a terminar

…cada vez que abres la boca para no decirme nada

         En cada uno de esos momentos he ido trezando, con paciencia artesana, el plumón y preparándome estas alas invisibles que ahora llevo colocadas a mi espalda Ya estoy preparada para saltar al vacío y volar más alto de lo que nunca imaginé. ¿Y tú te extrañas? Cuando has sido tú, precisamente, quien me ha dado alas.

La foto

La foto

           Me gusta esa forma que tienes de contemplarme con la mirada deseosa desde tus ojos dulces y escucharte esas palabras tiernas que tu voz de cadencia suave emite al aire. Admiro la forma en que intentas acariciar el aire en búsqueda de mi cuerpo invisible y como gestualizas tus labios para atrapar aquellos labios míos, entonces tan deseosos como ahora imposibles.

            Lo único malo es que no puedo hablarte desde donde estoy,  para poder decirte, cómo lamento tanto, el que perdieras la oportunidad de hacerme todo eso, que haces ahora con mi foto, mientras yo estaba viva.

 

Estoy hastiada

Estoy hastiada

(dibujo de Aires)

…de vivir de esta manera. De no poder enseñar tu foto en mi cartera, ni poder posarla en la mesa de mi oficina. De verte siempre acicalado y nunca en zapatillas. De no poder celebrar nunca contigo los cumpleaños. De que el reloj dirija dictatorialmente nuestros encuentros. De no poder disfrutar de ti cuando llegan tus vacaciones. De esas desapariciones, casi fantasmales, cuando estamos chateando. De dudar tres veces siempre que te llamo al móvil y…al final no poder hacerlo. De que cada vez me hieran más tus adioses de lo que me sanan tus holas. De anegar con mis lágrimas las largas épocas de tus obligadas ausencias.

            Ya sé que soy la “otra”,  y que quien manda es la “jefa”, pero ya he sufrido bastante para no tener culpa más que de dos cosas: la primera es amarte demasiado y la segunda el haber subido con retraso al tren que me condujo a la estación de tu vida. Esto no puede seguir así… Sí, estoy terriblemente harta, pero… sigo esperándote que me llames ¿podrás esta noche?

Besuqueos

Besuqueos

      Hoy he necesitado traer el recuerdo de nuestro primer beso. ¡Qué diferente es dárnoslo ahora cuando ya el peso del tiempo ha ondulado nuestras arrugas, que llevamos con orgullo. de aquellos  primeros besos que dimos a otros, cuando el acné intentábamos ocultarlo de nuestras mejillas! La vida ha ido dibujándonos el ánimo y nuestra capacidad de cariño con los años y aquel día en que, por fin, nuestros labios se encontraron frente a frente, no dudamos ni un solo instante.

        Nuestros ojos se abrazaron mutuamente, mientras nuestros cuerpos se acercaban. Estábamos tan cerca que era capaz de saborear el aire que expulsabas por la boca. Nos sentíamos envueltos en mutuo cariño, cuando un halo de ese perfume que usas y me enloquece pareció darme el último empujón hacia ti. Mis brazos rodearon tu cuerpo y mis manos escarbaron tu blusa para que las yemas saborearan esa deseosa piel. Cada apretón excitaba todos mis rincones y deseaba que esa adherencia mutua se prolongara en el tiempo sin medida.

         Y fue, entonces, cuando paladeé el más maravilloso sabor que jamás había probado: el de la humedad de tus labios. El contacto fue inicialmente suave, como si temiéramos romper un cristal muy frágil.  Saboreamos superficialmente cada milímetro y la humedad producida se entremezcló en una sinfonía de sabores. Nuestros labios se apretaron y, abriéndose, buscaron respirar en la boca ajena. Aquel primer roce leve se convirtió en un choque pasional en que nuestros labios estuvieron a punto de ahogarse placenteramente en saliva. Sentí entonces tu lengua que exploraba el interior de mi boca...

           Lo siguiente que recuerdo es la mascarilla de oxígeno puesta en mi boca y los sanitarios preguntándome si estaba bien....¡Hacía demasiado tiempo que no me daban un beso como ése y se ve que había perdido la costumbre!

Dejaros de pamplinas...

Dejaros de pamplinas...

(dibujo de Aires)

..."yo no quiero que me regaléis nada! ¿Para qué quiero esos guantes? No necesito cubrir mis manos, sino la ansiada piel del hombre que quiero para acariciarla con ellas. ¿Otro pañuelo para el cuello? Tengo mi armario lleno de ellos, prefiero lencería fina que adorne mi cuerpo y que él me arranque con los dientes. ¿Un mp3? Prefiero dejar mis oídos libres para cuando pueda llegarme el tono mimoso de sus palabras. ¿Un libro lleno de letras? Luego las borraré todas y me dedicaré a escribir en sus páginas en blanco todo lo que me gustaría decirle si lo tuviera delante. ¿Un aceite corporal? Nunca será la misma sensación si yo me lo pongo que si él me lo unta con sus caricias. Me da coraje rasgar tanto inútil papel de regalo, deseo más dejar su cuerpo al aire y a la vista de mi mirada ávida..

      Y encima, después de darme esta porquería de regalos, brindar con champagne. ¿Para qué? No tengo motivos, porque él se encuentra lejos, pero lo que sí sé es que el día que estemos juntos , para celebrar esa "fiesta", bastará brindar con nuestras salivas meladas y mezcladas..."

        Todo esto estaba dispuesto a decir, este año, en voz alta Sonia cuando le dieron sus regalos, pero de su boca solo escuchó que salía un tenue: "Muchas gracias".  A continuación dejando los paquetes allí mismo se dirigió a su cuarto y tras cerrar las puertas lloró con amargura.

A tu "lado"

A tu "lado"

    Tu presencia silenciosa quebró mi sueño y el rumor próximo de tu respiración excitó mi amanecer. Torpe, acostumbrada a tantas frustraciones mis dedos trataron de encontrarte a mi lado...aún sintiéndote tan lejos. Pero sí, estabas allí, tumbado junto a mí, cuando alargando, levemente,mi brazo exploré bajo tu pijama el tacto anhelado de tu piel. Mis uñas, arregladas la noche anterior, para ese encuentro que nunca se da, arañaron con suavidad tu pecho, perdiéndose en su maraña de pelos, agitaron tus tetillas y danzaron sobre tu barriga, bajaron por tu pubis, ¡buscándote! Pero tu sexo permanecía despistado pendiendo, displicentemente aburrido y desinflado, sobre tu muslo.

     Permanecías estático, a pesar de que yo estaba atenta a la mínima de tus reacciones de respuesta, siempre esperanzada una vez más decepcionada. Mi cuerpo empezaba a arder de un deseo no satisfecho y aburrida del esfuerzo y del desperdigado empeño, abandoné el contacto del tuyo. Mis manos volaron sobre mi piel posándose en su tersura e intentando calmarla, sin importarme si tú eras consciente de ello. Acaricié mis pechos, redondeando sus formas con mis dedos y apretando con fuerza mis pezones. Sentí que mi respiración se aceleraba, la tuya permanecía quieta. Me gustó recorrer la suavidad de mi piel y sentir como los dedos resbalaban como por un cauce hasta mi mágica hendidura.  Agité mis recovecos, mientras tú, ausente del todo, te levantaste sin decir nada al cuarto de baño. Coincidió el sonido del grifo con la intensa sensación de humedad que se me deslizó entre los muslos, mitad placer físico, mitad desangrado síquico. Y mientras mi cuerpo se agitaba , ahora mucho más libre en la soledad de aquel colchón, con movimientos desenfrenados, un gemido largo y de placer brotó de mi garganta, acallado por el ruido del agua de la cisterna que acabas de pulsar.

     Mis lágrimas empezaron a teñir tu lado del colchón, una humedad que no percibirías porque cuando te acostaras, por la noche, volvería a estar seca.

De lágrimas

De lágrimas

       ¡Los hombres no lloran!, me decían cuando era niño y lo aprendí tan bien que no he llorado casi nunca, sólo en aquellos momentos en que la vida se me hizo especialmente difícil de vivir. Y la mayoría de las veces lo hice en esa intimidad solitaria, casi vergonzante, en la que nadie me veía. Hubo alguna otra ocasión en que el fluir de lágrimas se hizo irreprimible y los que las veían lo hacían como algo ajeno a sí, lo que me hacía sentirme más triste.

       Pero ahora es distinto, las cosas han cambiado la mayoría de las veces que lloro es de alegría y por primera vez en mi vida sé que dispongo de tu hombro donde apoyar la cabeza cuando me apetezca derramar mis lágrimas. Y lo más maravilloso es saber que ese día, en que eso ocurra, el fluido lento de mis lágrimas deslizándose por mi mejilla se mezclarán con la dulzura acogedora de la saliva que posará en ella tus labios.

Sobre la rama

Sobre la rama

(dibujo de Aires)

      Invítame a dejar este aletear nervioso que surca el viento y  a posarme sobre la rama de tu piel. Sosiega mi espíritu inquieto con la cercanía de tu cuerpo. Quiero aprehenderme con ternura a las líneas que trazan tus formas en el aire. Que el murmullo de mi corazón contagie cálidamente la savia de tu interior. Déjame protegerte del sol y la lluvia, acurrucándote en la sombra de mis plumas. Y así, que cada mañana la melodía de mis trinos sea capaz de anunciarte la llegada de una nueva primavera.

De la mano

De la mano

(dibujo de Aires)

      Me gusta sentir tu mano agarrada a la mía, cómo revistes mis desnudeces, y cómo tus dedos la rodean y la aprietan con esa mezcla de fuerza y ternura. Sentir el calor amigo de tu piel, tu presencia cercana anclada, a través de nuestras palmas y dedos, a mi persona. Andar a tu mismo paso, aunque mis piernas sean de distinto tamaño a las tuyas, ver como nuestras velocidades se acomodan hasta igualarse en nuestro paseo por la vida. Escuchar como el chapoteo de nuestros pies se confunden en los mismos sonidos. Sentir como la presencia de tu cariño ha desterrado mis soledades.

Y sobre todo, ¿sabes que es de lo que más disfruto? De saber que desde hace mucho tiempo caminamos por la vida, juntos, sin desviarnos un ápice, y en la misma dirección.

Nuestro rincón

Nuestro rincón

     Hoy quería hablarte de nuestro rincón... No tiene puertas por las que entrar, ni ventanas por las que asomarse. Su techo son las estrellas. Su suelo es un manto de colores de primavera que alterna con tonos otoñales. En su aroma se mezcla el aroma del azahar con los olores del almizcle y las fragancias del Iguazú. No hay lugar donde sentarse ¿para qué si cuando estamos allí nunca estamos cansados? La sonrisa de tus labios me permite acunarme en sus formas. En vez de oxígeno el aire está cubierto de ternura y la luz que ilumina, hasta los últimos resquicios, procede de tus ojos. Allí no hay nunca gestos equivocados, sino siempre adornados por mimos. No se fabrica nada útil, sólo caricias que se pierden en la piel del otro nada más brotar. Es un lugar donde no existen el tiempo, los relojes están prohibidos; en el que un silencio expresa más que mil palabras; es el sitio donde más a gusto me siento y en el que el resto del mundo está al otro lado...

      Allí acudo si alguna vez me siento solo y saboreo lo que de ti hay siempre.Te podría contar muchas más cosas sobre él, pero ¿para qué?... si tú mejor que nadie conoces nuestro rincón.

Con mi escritura...

Con mi escritura...

...quiero combinar letras, elaborar palabras y trenzar ideas que se abracen en torno a ti. Me gusta que reposes en ellas, desprendida de esos lastres que enmarañan tu vida cotidiana, y remansen suave y dulcemente tu ánimo. Ojalá que encuentres en ellas ese rincón que alivie tu tensiones, despierte tu imaginación, avive tus ilusiones, excite tus rutinas y alimente tus deseos...incluso esos que mantienes más recónditos.

Anhelo que en mis palabras escuches mi corazón que te habla , sólo a ti transformando nuestra conexión en íntimo diálogo y en un cauce fluido que vaya directamente a tu yo más profudo y sustituya, en lo posible, a toda esa comunicación de miradas, gestos, sonrisas, caricias...que la distancia nos impide. Con tus palabras, así mismo,  vas logrando convertirme en parte de ti y te puedo asegurar que ese beso con el que siempre me despides es mucho más cálido y apasionado que esos otros cotidianos, casi forzados, que quedan prendidos en mis labios por efímeras pinzas, lo que produce que en seguida se desprendan.

Cara limpia

Cara limpia

Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y cuando te vi me llamó la atención ver tu "cara limpia", sin rastro de maquillaje ni pintura. Pareciste advertir mi relativa sorpresa porque me dijiste:

-Aunque me suelo pintar habitualmente un poco, hoy decidí que era mejor no hacerlo porque al quedar contigo, preferí que cuando nos despidiéramos tú siguieras con tu cara limpia.

No pudo menos que sorprenderme gratamente tu ocurrencia y cuando, tras doce horas inolvidables, nos despedimos comprobé que tenías razón...a pesar de todo yo seguía con la "cara limpia".

Agradeciéndote

Agradeciéndote

        Sí, son muchas las cosas que tengo que agradecerte en estos años en que la vida ha consentido en engranarnos, pero hay un par de ellas que quería destacarte especialmente: desde que te conocí, no he vuelto a saber lo que es la sequedad en mis labios ni la soledad en mi corazón.

Déjame en tus brazos...

Déjame en tus brazos...

...que me acomode en ellos. No digas nada. Estoy harta de todo y no quiero pensar. Quiero olvidarme de esos dolores que me acechan por la mañana y profetizan mi desgaste. No quiero pensar en la comida que tengo que preparar, ni en todo lo que tengo que planchar, ni en las historias de mi trabajo, ni en qué cara traerá mi marido cuando vuelva por la noche. Hoy no quiero lamentarme de un pasado gris, ni conjeturar un futuro que, hoy por hoy, lo veo negro; sólo quiero vivir este rato del presente...a tu lado.

        Desprendámonos de todo ese mundo que está fuera de nosotros, empezando por nuestras ropas en las que llevamos prendidas tanto de la costumbre y de nuestra mediocridad. Una vez que te abrace con mi mirada, que haya provocado tu deseo, déjame que cierre los ojos...¡estoy tan cansada de sostener este corazón de a medios latidos! Y conviérteme en títere de tus dedos. Hoy no me resistiré a nada, todo lo contrario. Haz de mí lo que quieras, no lo que creas que a mí me gustaría, simplemente lo que a ti te apetezca hacer de mí y de mi cuerpo. Espolvoréame con el olor  a melocotón dulce que desprende tu sexo y arráncale a mi piel, acezante de tus caricias, estertores placenteros. Estoy seguro de que así, dejándome laxa en tus brazos, como si fuera sólo parte de ti, voy a disfrutar como nunca hubiera imaginado. Abre tus brazos...¡soy toda tuya!

Discrepancia

Discrepancia

       Sabes que coincido contigo en casi todo, lo que no evita el que tengamos alguna discrepancia. Por ejemplo, cuando tienes esa seguridad tan grande de a donde nuestros caminos nunca nos llevarán. Yo cada vez estoy menos seguro de todo, a estas alturas sólo lo estoy de ti y de mí.

Junto a ti

Junto a ti

        Estoy tan acostumbrado a tenerte en la distancia, que esos escasos momentos que disfruto contigo se convierten en fragmentos de eternidad.

Tras tu estela

Tras tu estela

 

            Ya que no pude recrear la almibarada dulzura de tu piel entre las yemas de mis dedos, déjame al menos arrastrarme en esa estela cálida que ha producido tu melena, agitándose en el aire, cuando comenzaste a alejarte de mí.

 

No puedo olvidarte

No puedo olvidarte

        No puedo olvidarte… desde que esta mañana estuve a tu lado y disfruté de la vista de tus redondeces, perfectas y doradas por el sol. Te descubrí por casualidad y la sinuosidad preciosista de tus formas, sin rugosidades que interfieran la caricia deseosa de mi mirada, ha disparado todas mis ansias y excitado cada una de mis células sensitivas. Me atrae especialmente esa sutil hendidura, oscura y atrevida, que atisba la entrada al “no se sabe qué” y que está ornada a ambos lados por  esos dos curvos, atractivos y apetitosos abultamientos.

            No creo que durante mucho más tiempo pueda reprimir esos impulsos de hacerte mío, mi inclinación por ti toma aspectos tan acuciantes que deforman mi quietud.

            Te deseo…    (sigue)